Recopilación de mis peores microrrelatos.

Los mejores jamás los escribiré.





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domingo, 9 de marzo de 2014

El trono

Desde que su televisor se estropeó, su mente imaginaba lo que probablemente estaba ocurriendo en su ciudad, en su país y en lugares lejanos del mundo. Imaginaba bombardeos, asesinatos, una mujer maltratada, o quizá dos, el atraco de un estaco a manos de un toxicómano desquiciado, el incendio descomunal intencionado de los bosques al otro lado de la sierra y enfermedades nuevas que se propagan por todo el mundo.

Todo lo que imaginaba era todo lo que ya había visto alguna vez en su vieja pantalla, por eso,  discutió con sus hijas cuando para el día de su cumpleaños le regalaron un nuevo televisor y les costaba entender que para ellas se volvió muy desagradecido con la edad.

Aún asi se quedó el televisor, aunque nunca lo conectó a la red eléctrica.

Con la llegada del buen tiempo, preparó tortillas, pan tostado y una ensalada de tomates, lechuga y aceitunas para invitar a dos de sus vecinos a comer. Ellos le ayudaron a subir el sofá al tejado.

Ya no volvió a imaginar malas noticias, ahora veía en directo cada tarde mientras tomaba café amargo de olla como crecía la ciudad, las formas que tomaban las nubes y las bandadas de pájaros que migraban hacia el norte, hacia donde habían nacido.

domingo, 22 de diciembre de 2013

Extraños

El viajero analizó cada una de las caras de todas las personas del vagón. No acertó ni una sola de las profesiones de cada cual, excepto la del revisor.

jueves, 22 de noviembre de 2012

La última piedra


Nada más terminar el entierro del abuelo,  Zacarías tuvo que llevar las cabras a pastar. El camino de cada día, el duro camino diario. A sus veintidós años, su curtida piel y su expresión pensativa le hacían aparentar más de treinta. Era una persona atemporal y vivía anclado en un escenario aislado. Artesano, pastor, conocedor de los secretos de las plantas y animales de su entorno.

Y ya lo echaba de menos. Él se lo enseñó todo, incluso a leer y a escribir. Se sentó a la orilla del lago y cogió una piedra. La desechó y agarró otra más grande y plana. Esas eran las buenas. La lanzó sobre la superficie del agua y saltó siete veces como una rana. Eso también se lo enseñó el abuelo. Lloró por última vez mientras el sol se escondía y comprendió que era la última piedra que hacía saltar en el lago.
Al día siguiente saldría por primera vez del pueblo.

Como todos los días en ese último año, la cena era escasa: pan duro y leche. Nadie habló hasta que Zacarías comunicó su decisión de trabajar en la ciudad al resto de la familia. Durante un breve espacio de tiempo el silencio volvió a ser el protagonista  a la luz de los candiles, interrumpido por el brusco golpe de puño en la mesa que dio su padre y el estallido del cuenco de leche en el suelo. El padre salió de la casa y Zacarías fue detrás de él. Su padre sabía que este día llegaría, pero se negaba a que su hijo mayor abandonara sus tareas en el campo y con las cabras.

- No puedes irte ahora, Zacarías. Es un año de escasez y te necesito en el cortijo.- El padre parecía más tranquilo.

- Precisamente, padre. Casi no tenemos nada mientras que nuestros vecinos tienen luz eléctrica. Incluso algunos tienen un tractor en vez de una mula vieja. Si marcho a la ciudad puedo ganar dinero como los demás jóvenes y enviarlo aquí. Allí se gana dinero, hay fábricas, restaurantes y tengo 500 pesetas que me guardó el abuelo para esto. Puedo pagar el tren y varias semanas en una pensión.

El padre terminó de liar un cigarro y lo encendió.

- Prométeme que volverás si te necesito.

Zacarías le arrebató el cigarro y le dió una calada.

-Vamos padre, hace frío.

Una muda limpia y el traje de los domingos era todo su equipaje.Estaba nervioso y subió a la ermita a despedirse de la Virgen. Después de rezar varios minutos sacó de su cartera unas cuantas flores silvestres que recogió por el camino y las dejó en el muro junto a la puerta a modo de ofrenda. Se santiguó tres veces y partió.

No pensaba en nada, sólo caminaba. Zacarías sabía que pasaría mucho tiempo en volver al pueblo. Sólo quería volver cuando fuera un hombre de provecho, con una familia y con su propia vida hecha.
A las 5 y media llegó a la estación. Obsoleta. Vacía. Buscó la taquilla, estaba cerrada. No había nadie que le atendiera y se sentó a esperar.

A las seis en punto a la vez que llegaba el tren, el segundero de su reloj de pulsera se paró.
El tren no lo hizo.

Sierra Nevada

Olmos, álamos y fresnos en sus bosques delatan el escurrir de los arroyos que emanaron de las fuentes abastecidas por las nieves de su nombre y regaron los campos que en su día trabajaron con orgullo hombres y mujeres que emigraron y que hoy sueñan con volver a beber el agua de las fuentes que son nutridas por las nieves de su nombre y que dejan escurrir por su ladera arroyos delatados por los olmos, álamos y fresnos de sus bosques.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Bohemia

Accedí a cruzar el río Moldava tantas veces como fuera necesario guiado por quien pasa desapercibida en el país de las princesas. Acaricié sus cabellos coloreados con el amarillo del fermento de la malta y recorrimos la historia de tantos reyes caprichosos y regímenes absurdos que modelaron sus plazas y calles.
No compré ningún recuerdo, quedó perenne en mi cuerpo el gélido aire de un atípico mes de Diciembre y el sabor caliente de la hidromiel en una plaza donde La Muerte negó con la cabeza el paso de las horas y volví a enamorarme de una ciudad.
No era la primera vez.

jueves, 6 de octubre de 2011

Giro inesperado

Se le deslizó de la mano el bolígrafo con el que estaba escribiendo su autobiografía, casi concluida. Al incorporarse de debajo de la mesa y toparse con su mirada azul, comprendió que su biografía no era correcta.

martes, 31 de mayo de 2011

El Tren

Aquel tren se llevó mis dias soleados, se llevó las playas del sur, se llevó el azul cielo de sus ojos. Aquel tren se llevó mis madrugadas bailando, se llevó mis tardes tumbado a sol y se llevó mi no madrugar.

Pero lo que el maquinista de este tren nunca supo es que yo iba subido en uno de sus vagones.